Por: Fredy González Zubiría.
Que el gobernador se acompañe de quienes venían desempeñando un buen papel en la administración departamental es saludable, pero deja mucho que pensar que deje en el cargo a una funcionaria cuyos resultados fueron y son negativos.
Si hay algo que se debe reconocer de la administración de Francisco Gómez, es que el manejo de cultura fue funesto. El nombramiento de Texeira Aguilar en la Dirección Departamental de Cultura fue un desacierto, y aunque no tenía el perfil, aun así la mayoría de cultores la apoyaron y le dieron un compás de espera para que se pusiera al día.
Pero la doctora no quiso aprender lo que tenía que aprender, se trajo un asesor de Barranquilla tan ignorante en el tema como ella, armaron su propia agenda y vino el desastre hasta la fecha. Se paralizaron los procesos institucionales de formación, desaparecieron los apoyos a los artistas, se rompió el sistema cultural, se suspendieron las articulaciones con el Ministerio de Cultura, se alimentó la división y confrontación entre cultores, se abandonó el mantenimiento del Centro Cultural y todo el mundo se fue alejando poco a poco de ese ente. Si esa era su agenda, fue un éxito.
Cuando el gobierno nacional convocó a nuevas elecciones hubo una luz de esperanza en el sector: ganara quién ganará llegaría el cambio. José María Ballesteros ganó y el cambió no llegó. La administración “Hagámoslo juntos” aún no ha llegado a la Dirección de Cultura.
Los cargos de libre nombramiento tienen un principio que el mandatario le entrega a la persona nombrada: Confianza. Cuando se le retira a la persona la confianza, por dignidad debería renunciar. Agarrarse de la norma de gravidez como si fuera una funcionaria de menor rango que quedará desprotegida, desluce de su calidad profesional que se supone mostró cuando le hicieron honor con el nombramiento.
Un embarazo no es motivo para esquivar la dignidad de la renuncia de alguien de libre nombramiento y remoción en un cambio de gobierno, así lo hizo con honra y categoría la doctora Yubitza Pimienta, ex secretaria de Obras, quien renunció incluso esperando mellizos. ¿Qué tal una ministra aferrándose a una silla por un embarazo en un cambio de gobierno?
El gremio desaprobó la gestión de cultura cuyos resultados son desoladores. Hemos retrocedido 15 años en cuestión de procesos. El panorama es siniestro, ya algunas ONGs han empezado a vender comida para recoger fondos para desarrollar los proyectos pedagógicos culturales que le corresponde por Constitución a la gobernación y las alcaldías, mientras contemplan inermes cómo el presupuesto oficial de cultura se esfuma ante sus ojos.
La doctora Aguilar hasta se ha dado el lujo de convertirse en oposición dentro de la administración, hace poco instigó un saboteo de entrega de instrumentos musicales por parte del departamento a los municipios, altera la asignaciones presupuestales del gobernador y se negó a avalar los proyectos de concertación para acceder recursos del Ministerio. El sector cultural jodido, ella haciendo y deshaciendo y el gobernador callado.
Los ciudadanos trabajadores de la cultura quienes depositamos nuestro voto y confianza en José María Ballesteros para gobernador de La Guajira, esperamos el cambio en la Dirección de Cultura, bajo las alternativas que la ley contempla, como la rotación. Fue una petición de campaña, solicitamos que cumpla.