Por: Abelardo De La Espriella.
"Si hay una familia que represente el ventajismo en Colombia son los Galán Pachón".
A pesar del paso del tiempo y de los aires progresistas que imprime la modernidad, la nuestra sigue siendo una sociedad feudal, en la que los honores, puestos y reconocimientos se heredan, al mejor estilo de una monarquía.
Para que una persona logre alcanzar representatividad, el mérito propio es la excepción, cuando debería ser la regla general. En Colombia hay una serie de élites que se creen por encima de todo y que consideran que tienen un derecho 'divino'adquirido, que los hace superiores al resto de los mortales.
Si hay una familia que represente ese estilo de aprovechamiento y ventajismo, son los Galán Pachón.
Desde que Luís Carlos Galán, el líder del Nuevo Liberalismo, fue asesinado por los 'extraditables', su viuda, hermanos, vástagos, cuñadas y todo aquel que haya tenido parentesco con el caudillo, hasta en un sexto grado de consanguinidad, han 'pelechado' del Estado sin más pergaminos que el ADN en común con el inmolado político.
El asesinato de Galán nos ha costado mucho a los colombianos, y no me refiero a la pérdida moral, sino al exorbitante gasto en recursos públicos que ha significado mantener a su numerosa familia en posiciones privilegiadas de la estructura estatal: Embajadas, Consulados, Ministerios, Consejerías, Congreso y ahora, para acabar de completarcontratos multimillonarios que solo se les pueden adjudicar a dedo a los miembros de ese exclusivo 'selecto' grupo.
Los Galán han 'pelechado' del Estado incesantemente:
Además de Juan Manuel y Carlos Fernando, (hijos del caudillo), aquí les dejo esta lista para que ustedes la evaluen:
— Alfonso Valdivieso, primo de LCGS, Ministro de Educación, Fiscal General y candidato presidencial.
— Augusto Galán, hermano de LCGS, Ministro de Salud.
— Antonio Galán, hermano de LCGS, Gerente de la ETB (Empresa de Teléfonos de Bogotá), concejal de Bogotá y constituyente.
— Alberto Villamizar, concuñado de LCGS, Senador, Zar Antisecuestro y embajador en Nueva Zelanda.
— Maruja Pachón, cuñada de LCGS, ha sido ministra de Educación y diplomática.
— Andrés Villamizar Pachón, hijo de Maruja, fue hasta hace poco el director de la Unidad Nacional de Protección.
— Claudio, el menorcito, cónsul en Hamburgo (Alemania) y ahora en París (Francia).
— Y Doña Gloria, su madre, que ha tenido también más puestos que una buseta.
La doble moral presente.
Los que hoy se 'rasgan las vestiduras' son los mismos que trataron de esconderle al mundo que Luís Carlos Galán, el"héroe nacional", embarazó a la empleada del servicio doméstico y nunca en vida reconoció a su hijo, Luís Alfonso Galán Corredor.
Pero no solo son los puestos o el uso indebido del poder, también hay grandes contratos.
Los Galán tienen una 'Fundación' dirigida por Maruja Pachón, que ha firmado acuerdos con el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, entidad adscrita directamente a la Presidencia de la República, por la bicoca de $ 114 mil millones de pesos en los últimos dos años; contratos que tienen por objeto desarrollar distintas actividades de capacitación y que, como era de esperarse, los mismos fueron entregados sin que mediara licitación pública. Como lo señaló acertadamente el periodista Juan Carlos Pastrana: —"Los recursos entregados por el gobierno a la Fundación Galán equivaldrían al 60% de la inversión anual de Colombia en ciencia y tecnología"—. ¡No hay derecho, qué desfachatez!
Los Galán no tienen límites y van por todo. Acaban de sacar del Consulado General de París a Daniel García Peña, e hicieron nombrar ahí al menor del clan: Claudio Galán Pachón.
Carlos Fernando Galán se cree el dueño de Bogotá y está haciendo todo lo posible para ungir a un candidato de sus afectos para la Alcaldía Mayor y en ese proceso está tratando de cerrarle el camino a Rafael Pardo. En fin, creo que los Galán son la antítesis de su padre.
Alguna vez Luís Carlos Galán en vida dijo: —"si hay una organización más nefasta que el narcotráfico, es la del cartel de los delfines"—.
¿Hasta cuándo seguiremos los colombianos, subsidiando de nuestros bolsillos los caprichos y costosos gustos de los hermanitos Galán?
Hasta donde sé, ni ustedes ni yo, mis queridos lectores, matamos a Luis Carlos Galán, no podemos responder por eso, y sin embargo, nos ponen a pagar por ese