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Riohacha ve morir sus árboles

09.11.2015 05:09

 

Artículo tomado de: https://www.elmuellecaribe.com/#!aire-sano-en-peligro/kzh8m
 
Por Luis Roberto Herrera Mendoza.
 
Desde hace algún tiempo muchos de los árboles insignia de avenidas riohacheras como la ‘14 de mayo’ y la de ‘Los estudiantes’ —sitios de cierto atractivo en nuestro querido Distrito Especial Turístico y Cultural— han venido muriendo. Pero más terrible aun: a ninguna entidad oficial la hemos oído decir “esta boca es mía”.
 
Cada día, impotentes, vemos cómo nuestras avenidas se convierten en ‘peladeros’, monumentos exclusivos al cemento.
 
¿Qué está pasando con los arboles? ¿Qué los está matando? Son preguntas que nos hacemos cuando los vemos, todos los días, durante el recorrido madrugador que realizamos como rutina deportiva en procura de alargar un poco la vida.
 
Ejemplares de palmera imperial, robles, mangos y trupillos —¡que poético ambiente cuando reverdecían y después cuando florecían y más tarde cuando, por cíclico proceso biológico, se deshojaban para continuar vivos en sus solo-tallos—, todos arboles adultos, han ido secándose y resecándose, uno a uno, sin que ningún estamento oficial se digne no solo quitarlos y remplazarlos por otros sino promover un estudio para establecer las causas de esas ‘muertes arboreas’ casi epidémicas.
Las que algún día fueron bellas palmeras imperiales, en la ‘14 de mayo’ que también llaman ‘Calle primera’ —las sembradas en el bulevar que inicia desde el puente del riito hasta el frente del hotel Arimaca—, fueron las primeras en sucumbir. Y no fue de un día para otro.
 
Se fueron despojando —y nadie sabe por qué— de su hermoso follaje, que era vivo como cabello de majayura.  Una a una fueron muriendo sin que ninguna entidad se diera por enterada de tan terrible desenlace.
 
Imposible comprender que al frente del Palacio de la Marina, sede del gobierno departamental guajiro, hayan muerto cuatro de estas palmeras grandes y robustas, una de las cuales colapsó y se derrumbó sobre la plena avenida primera, con carrera del Comercio,  esquina de gran tránsito,  a pesar de que contó con una campaña para su recuperación adelantada por el gran Enrique ‘Iquechón’ Herrera, desde su tradicional y pintoresco programa radial... Alertaba sobre el peligro que representaba la ya herida de muerte palmera,  que podía ocasionar una tragedia si caía sobre algún vehículo de los  muchos que transitan por el lugar durante todo el día, incluido ese en el cual se trasporta el mandatario departamental... Quique advertía sobre las posibilidades de que cayera sobre algún transeúnte desprevenido de los muchos que utilizan la singular avenida.
 
Las otras tres palmeras imperiales siguen allí a la espera, a lo mejor, de que los funcionarios del CTI de la Fiscalía, cuyo edificio está justamente al frente, les realicen el examen forense para determinar las causas de su muerte.  Que sean ellos, ya que ninguna entidad oficial, ni siquiera la del ramo, se ha dignado darse por enterada: ahí están los troncos resecos como símbolo de la desidia gubernamental ante lo ambienta, compitiendo con los postes: de pie, pero inermes. En La misma zona se ven, ya sin hojas, etapa post mortem, árboles de roble y de almendra.
 
La tragedia se extiende por toda la avenida de ‘Los estudiantes’, desde la ‘Calle ancha’ hasta ‘Cuatro vías’, la urbana. En este tramo encontramos entre 20 o 30 árboles, mangos, robles y acacias totalmente secos. Pero la zona donde tristemente han muerto más árboles, es en el bulevar de la avenida que bordea el remodelado estadio de futbol: en aproximadamente 100 metros lineales han sucumbido más de 15 árboles mayoritariamente grandes robles —pura ‘Naturaleza muerta’—, que era todo un espectáculo cuando estaban florecidos y maravillaban con sus matices la vista de estudiantes y deportistas y de toda clase de transeúntes. Quienes a diario observamos esta tragedia ambiental, nos preguntamos: ¿Qué les está pasando a los árboles de la avenida? ¿Quién debe de cuidarlos? ¿Hay algún rubro en el presupuesto distrital para cuido de la arborización? Si es así, ¿quién lo ha administrado?
 
 
Riohacha es un municipio arborizado porque hace un largo tiempo los habitantes de nuestro pueblo, motu proprio, se dedicaron a sembrar árboles en la puerta de sus casas. Pero que no se crea que lo hacían por un espíritu ecológico o porque presentían que había que proteger al planeta del cambio climático por el efecto invernadero o como medida contra el fenómeno de ‘El niño’... No, obedeció a la costumbre ancestral de los habitantes de nuestras poblaciones rurales de reunirse alrededor de un árbol a descansar de las faenas del campo y, a media tarde, a tertuliar entre vecinos o familiares mientras degustaban un tinto. Otras veces, bajo esos árboles, guarecidos del sol, jugaban dominó, algo similar a lo que hacían los habitantes del Centro Histórico de la ciudad, pero en los balcones o las terrazas de sus casas. Hay que precisar entonces que en sus inicios, la urbe no conocía de arborización. En las puertas de las casas de la a zona histórica de Riohacha no se encuentran árboles y muy pocas los tenían en sus patios que, entre otras cosas, eran reducidos. Se podía encontrar uno que otro árbol en zonas de plazas o parques, que nacieron de manera espontánea, que
estaban en el sitio antes de que este fuera demarcado como zona colectiva, y no porque alguien se haya dado a la tarea de sembrarlos.